Ixmiquilpan, Hidalgo. — Emiliano de Jesús no solo encendió el pebetero de las Olimpiadas Infantiles y Juveniles 2025; encendió, sobre todo, un mensaje de esperanza. Adolescente con síndrome de Down, estudiante de tercer año de secundaria, divide su formación entre el Centro de Atención Múltiple No. 9 (CAM 9) y el Colegio Juan Pablo II, donde recibe acompañamiento académico y emocional adaptado a sus necesidades.
Desde 2017, Emiliano encontró en el deporte —específicamente en el takuando— una herramienta poderosa para superar barreras. Su objetivo nunca ha sido la competencia, sino el crecimiento personal. Cada clase, cada entrenamiento, ha sido una oportunidad para fortalecer habilidades motrices, emocionales y sociales.
Su familia, entrenadores y comunidad educativa han sido pilares en este camino. Gracias a su red de apoyo, Emiliano ha logrado desarrollar no solo disciplina y constancia, sino también una gran seguridad en sí mismo. Su sonrisa y determinación inspiran a quienes lo conocen, recordando que el verdadero valor no está en el podio, sino en la voluntad diaria de superarse.
Verlo participar y compartir su energía es mirar de frente el impacto del amor, la inclusión y la perseverancia. Emiliano no solo es un joven que entrena: es un ejemplo viviente de que, cuando se cree en alguien y se camina a su lado, todo es posible.
Su historia nos recuerda que encender una flama va más allá de un acto simbólico: es también encender la vida de quienes creen que sí se puede. Emiliano lo hace cada día.


