Cuando has obtenido alguna de tus metas o cuando vivencias situaciones que te favorecen en cualquier ámbito ¿a qué se lo atribuyes? Quizá puedas responder que fue gracias a tu esfuerzo, dedicación, inteligencia y demás atributos que aplicaste para llegar a ello, y tienes razón. Sin embargo, cuando las circunstancias son adversas, difíciles o conflictivas ¿qué explicación das a ello? En algunas ocasiones adjudicamos los malos momentos a terceras personas o sucesos fortuitos.

Uno de los temas estudiados y descritos por la psicología social es el de Locus de control, concepto desarrollado por Julian Rotter, el cual debe entenderse como la percepción que tienen las personas sobre la responsabilidad de los acontecimientos de su vida, es decir, a qué atribuyen la razón de los hechos que experimenta durante su existencia cotidiana. La psicología social propone que existen dos tipos; uno de ellos es denominado como Locus de control externo que consta en tener la creencia que los eventos que circundan a la persona se debe a elementos que se encuentran fuera de su control o responsabilidad, teniendo como ejemplo: la mala suerte, el karma, personas ajenas a uno mismo o hasta situaciones con tintes del pensamiento mágico como el encantamiento o maleficio.

Por lo que el sujeto se vive como un personaje secundario, casi sin voluntad y convencido de no poder hacer nada al respecto ante escenarios desfavorables que aparecen en el transcurso de la vida; las personas que poseen este tipo de locus suelen tener pensamiento como: “no alcancé la meta por la culpa de fulano; no lo logré porque el universo así lo quiso; soy feliz gracias a que tengo una pareja, etc.” Por otro lado se encuentra el Locus de control interno, donde la persona percibe las circunstancias de la vida como el resultado de las decisiones tomadas y las acciones ejecutadas, es decir, son consecuencias de sus actos. Al aceptar las repercusiones de sus determinaciones, el sujeto se sabe protagonista de su propia historia, capaz de cambiar el rumbo o hacer algo al respecto sobre aquellos obstáculos que no favorecen la obtención de sus metas. Las personas con este tipo de locus tienen pensamiento como: “si pongo más empeño lo lograré; el plan no funcionó y por tanto habrá que cambiar de estrategia; mi felicidad sólo depende de mí mismo; etc.”

El locus de control interno es de suma importancia para el crecimiento personal, pues permite una visión clara del desarrollo y optimización de las habilidades y capacidades propias, que servirán de herramientas para enfrentar los momentos dificultosos, solventando problemas que se presenten y apuntalando siempre hacia una mejora continua en todos los aspectos, abandonando o estando lejos de la falsa idea de que se es víctima de las circunstancias.

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