Los seres humanos, en su constante autoafirmación y egocentrismo, bajo variadas máscaras y diversos comportamientos, persiste en la consecución de validaciones sociales para la generación, el mantenimiento y la evolución de la autopercepción, importante componente para la vida singular que se plasma en las interacciones, haciendo funcional al humano en sociedad pues se interiorizan las conductas normalizadas por los grupos sociales (endogrupos y exogrupos), que en pro de satisfacer la necesidad de pertenencia, siguiéndose lo más apegado posible.Cuando el sujeto decide de manera consciente o involuntaria mostrar alguna conducta que vaya en contra de lo socialmente establecido, las personas o las instituciones sociales con la intención de regular la conducta social puede utilizar el ostracismo, entendiéndolo como actos de exclusión o actitudes de ignorar a la persona, que trae como primer consecuencia la frustración del sentido de pertenencia, situación que puede experimentarse como un sentimiento de alienación, es decir, la sensación de no sentirnos parte de ningún lugar o no tener la posibilidad de relacionarse de manera abierta, natural y cercana con aquellos a quienes se consideran importantes (o debieran serlo) en la vida del individuo. Es así como, si se desea evitar o deshacerse del ostracismo, será pertinente seguir o retomar el comportamiento social aceptable y esperado.En el desarrollo continuo de la conducta social y soslayar el ostracismo, el ser humano utiliza estrategias que permitan agradar a los demás, como por ejemplo la proximidad, la cual no alude a la cercanía geográfica sino a la semejanza de opiniones, pensamientos y/o actitudes que se tengan en común; las personas que se vinculan a través de dicha proximidad aportan un refuerzo a la autopercepción de ambas partes y en consecuencia el agrado que propicia el compañerismo, la amistad o la atracción.Por esta misma situación es que se presenta la ansiedad a la evaluación, y aún cuando todos los días, bajo cualquier situación, los individuos nos encontramos en constante escrutinio público, sólo se pone especial atención cuando somo conscientes de ello, casi siempre debido a la inexperiencia de la acción ejecutada. En el intento de generar una buena impresión o una evaluación positiva pueden presentarse conductas, actitudes o razonamiento con los cuales no se esté completamente de acuerdo, pero que se muestran para agradar a los demás, teniendo como ejemplo aquellas posturas generadas a través de las redes sociales.A manera de conclusión, el comportamiento social aceptable es parte innegable del desarrollo del ser humano, su importancia no sólo alude al ámbito colectivo sino a aquella satisfacción de pertenecer como mínimo a grupos específicos de la especie y que dan fe de la humanización propia, que evidencia ser parte de “algo” más allá que el ego mismo.