En un giro inesperado, el Gobierno de Guatemala ha declarado un estado de emergencia sanitaria animal tras detectar el primer caso de gusano barrenador en tres décadas. Este anuncio, realizado por Maynor Estrada, ministro de Agricultura, Ganadería y Alimentación, ha generado preocupación entre los ganaderos y la población en general.

El gusano barrenador, que afecta principalmente al ganado, es una larva transmitida por una mosca que deposita sus huevos en las heridas de animales sanos. Las larvas se alimentan del tejido vivo, lo que puede causar graves daños y, en algunos casos, la muerte del animal. El primer caso registrado se dio en una ternera de apenas dos meses, que aunque recibió tratamiento, lamentablemente falleció.

Las autoridades han enfatizado que su objetivo no es alarmar a los ganaderos, sino proporcionar información clave para prevenir la propagación de esta enfermedad. Estrada aseguró que el país había estado libre de gusano barrenador durante los últimos 30 años, pero la reciente detección en el departamento de Izabal ha llevado a una serie de medidas preventivas. Como parte de estas acciones, se ha instado a ganaderos, veterinarios y productores a reportar cualquier caso sospechoso, para implementar las medidas necesarias a tiempo. Asimismo, se intensificarán los controles e inspecciones en puertos, fronteras y medios de transporte que manejen animales provenientes de países donde ya se han reportado brotes de esta enfermedad.

La situación es aún más alarmante dado que otros países de la región también han registrado casos de gusano barrenador. En Costa Rica, las autoridades de salud han reportado 35 casos de personas afectadas por la enfermedad. En El Salvador, aunque no se ha detectado ningún caso desde 1995, el Ministerio de Agricultura y Ganadería emitió una alerta zoosanitaria en abril para prevenir la introducción de animales infectados.

Con este panorama, Guatemala se enfrenta a un desafío significativo en la salud animal y pública. Las autoridades instan a la población a mantenerse informada y a colaborar con los esfuerzos de control, ya que la prevención es clave para evitar la propagación de esta enfermedad que, de no ser manejada adecuadamente, podría tener consecuencias devastadoras para la ganadería y la salud pública en la región.

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