Sheinbaum anuncia gasoducto para Hidalgo y Puebla: un plan energético con desafíos sociales
La presidenta Claudia Sheinbaum confirmó este viernes, durante su conferencia matutina, el inicio del proyecto de construcción de un gasoducto que abastecerá a los estados de Hidalgo y Puebla, un plan que promete avanzar hacia una transición energética más limpia, pero que enfrenta retos significativos por la oposición de comunidades indígenas y el retraso en la región centro del país.
Un gasoducto para la transformación energética
Sheinbaum explicó que el gasoducto tendrá una longitud de 287 kilómetros y será clave para reconvertir la planta termoeléctrica de Tula, Hidalgo. Actualmente, esta planta opera con combustóleo, un derivado del petróleo altamente contaminante. La transformación permitirá que funcione con gas natural, avanzando hacia un modelo de generación eléctrica de ciclo combinado, lo que no solo reducirá las emisiones de carbono, sino que también incrementará la eficiencia energética.
En sus declaraciones, la presidenta señaló la necesidad de construir espacio adicional para la turbina necesaria en la central eléctrica, destacando que esta reconversión es un proceso complejo y de largo plazo, pero que busca cumplir con los objetivos de sostenibilidad.
El plan, que será ejecutado por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), se encuentra actualmente retrasado debido a la resistencia de comunidades indígenas de la región. Según reportes, estas comunidades han manifestado su oposición a la construcción del ducto, exigiendo que se respeten sus derechos territoriales y ambientales.
Sheinbaum pidió el apoyo de los habitantes de Tula, Hidalgo, y del gobernador estatal para garantizar el derecho de vía y permitir el avance del proyecto. Esta solicitud refleja la complejidad social que rodea a grandes infraestructuras, especialmente en zonas donde los habitantes buscan preservar sus tierras y costumbres frente a intereses económicos y gubernamentales.
Tula: Un punto estratégico en la transición energética
La ciudad de Tula, conocida por su refinería operada por Petróleos Mexicanos (Pemex), juega un papel crucial en el plan. Actualmente, la planta recibe combustóleo de esta refinería, pero con la reconversión se espera que Tula se convierta en un eje de generación de energía limpia en el centro del país.
Además, la refinería de Tula continúa trabajando en la construcción de una unidad de coquización, un proceso que permitirá aumentar la producción de gasolina y diésel, fortaleciendo la autosuficiencia energética de México.
La presidenta reafirmó su compromiso con la transición energética, destacando que este tipo de proyectos no solo buscan reducir la dependencia de combustibles fósiles, sino también cumplir con los acuerdos internacionales sobre cambio climático.
Sin embargo, el éxito del gasoducto dependerá de la capacidad del gobierno para generar consensos con las comunidades afectadas y garantizar que el impacto ambiental y social sea mitigado de manera efectiva.
Aunque el proyecto enfrenta desafíos, representa un paso importante para reducir las emisiones contaminantes y mejorar la eficiencia en la generación de energía. Hidalgo y Puebla podrían convertirse en referentes de un modelo energético más limpio y sostenible en el país, siempre y cuando se resuelvan los conflictos sociales asociados.