Psic. Julio Eduardo Trejo Cruz.
La reflexión del bien y el mal es uno de los tópicos que más ha causado debates en
gobernantes, filósofos y civilizaciones a través de los años. En el cual se llega a debatir
la topología de estos conceptos, en dónde se discute si el mal justifica un bien, si el
hombre por naturaleza es intrínsecamente bueno o si es la sociedad quien corrompe al
individuo.
Nietzsche en su libro “La genealogía del bien y el mal” (1887) se muestra la
investigación del origen histórico y psicológico de estos dos conceptos, dejando a un
lado la conceptualización abstracta para dar paso a la elaboración del origen de estos
juicios de valor que se han adoptado en nuestra sociedad de manera intrínseca.
Nietzsche menciona que la conceptualización original de «bueno» no surgió de la
comparación de la palabra «malo», sino de la autoafirmación que hacía la clase noble y
poderosa en la edad media. En ese tiempo ser «bueno» era sinónimo de noble,
poderoso, fuerte, sano, bello y aristocrático y no era más que una afirmación orgullosa
de su propio valor como individuo. Lo «malo» era simplemente lo «plebeyo», lo que
catalogaban como “inferior» o “débil”.
Conforme avanzaron las décadas el concepto de “malo» según Nietzsche se modifico
debido a un sentimiento de resentimiento por parte de los oprimidos y débiles hacia la
clase dominante en la era de la esclavitud; en dónde los esclavos eran incapaces de
igualar el poder y la nobleza de sus opresores. Sin embargo Nietzsche menciona que
la humildad, la paciencia y la compasión se elevan a la categoría de “acciones buenas»
debido a que la moralidad es reactiva y surge como base de una negación en los
valores que presentaban sus “amos y señores”.
No obstante se argumenta que el judaísmo y el cristianismo históricamente logró
imponerse sobre la moralidad de “señores y amos” a base de la difusión de valores
como la humildad, la culpa, el pecado y la promesa de una recompensa de la vida
después de la muerte, dando como resultado la débil afirmación de la vida y la
glorificación del sufrimiento.
Abriendo paso al concepto clave, el “pecado”, reformulando así el concepto de la
palabra “malo” (recordando que se usaba como sinónimo de inferioridad), concibiendo
así que todo acto que dañe al prójimo será visto como una transgresión a la divinidad
y la santidad, provocando en el hombre un sentimiento de culpabilidad.
Nietzsche llegó al concepto de ideal ascético, que no es más que una valoración de la
renuncia, el sacrificio y el sufrimiento como caminos hacia la virtud, sin embargo él
critica este ideal debido a que lo considera como una negación de la propia vida y de
los instintos naturales del ser.
Por otra parte Santo Tomás de Aquino otro filósofo y teólogo católico que también
entro en debate respecto a estos juicios de valor, dónde él concibe el mal como la
ausencia de la perfección que naturalmente debería acompañar a un ser y dado que el
mal es una privación del bien, este no puede existir independientemente de él, se
necesita de un sujeto que sea bueno en algún aspecto para así poder privarlo de una
perfección, por lo tanto, esté depende ontológicamente del bien.
Dentro de la conceptualización del “bien” y el “mal” se ven involucrados nuevos
conceptos dentro de la sociedad, como la justicia y la venganza, dónde muchas veces
la delgada línea entre estos conceptos se ve distorsionada, debido a que en repetidas
ocasiones la desesperación nos hace creer que la única manera de concluir con algo
“malo” es cruzar un límite, uno que sin darnos cuenta nos podría cambiar para
siempre, o inclusive sabiendo que nos cambiará decidimos cruzarlo.
Para ello me gustaría retomar una frase de la serie Daredevil, temporada 1, en la que el
padre Lemond le menciona a Matt Murdock un criterio fundamental, “ los hombres han
usado las atrocidades de sus enemigos para justificar las suyas a lo largo de la
historia, la maldad de otro hombre no te hace a ti bueno”; la violencia no sé justifica
solo porque el enemigo la merezca, muchos han caído en la trampa de creer que sus
actos por más atroces que lo sean, son correctos si el objetivo lo amerita, sin embargo
esa justificación se pierde de lo esencial, “que alguien sea malo no te da derecho a
serlo”.
Muchas veces la frase “el fin justifica los medios” -dicha por él que se dice fue
Napoleón Bonaparte después de leer a Maquiavelo- se ve mal interpretada creyendo
en que si algo es necesario para uno mismo o para una mayoría de personas se
permiten ciertas conductas que muchas veces son cuestionables, sin embargo se cae
en una paradoja cuando se ve en un espectro más amplio y se llega a conceptos como
el utilitarismo clásico, en el cuál Jeremy Bentham menciona que se busque la mayor
utilidad posible y en una sociedad de la utilidad en dónde más cosas nos dan, más
felices somos y más utilidad recibimos, ¿cuál es nuestro límite?, porque desde está
perspectiva tendríamos que tener todo lo que deseamos ya que obtendríamos una
mayor utilidad sin importar las consecuencias de estos actos sin embargo se recae en
la inmoralidad debido a que no sería adecuado que solo una persona, lugar o gobierno posea todo.
Tenemos que comprender y tener presente que al hablar de la conducta humana nada
está determinado, que en la libertad del hombre se cometen actos atroces, ya que el
hombre tiene la capacidad de hacer daño a consciencia y aunque como Alfred
Pennyworth lo menciona en la película “Batman: The Dark Knight”: “hay hombres que
solo desean ver arder al mundo”, con frecuencia olvidamos que también hay un
Batman confrontando a su enemigo, diciendo: “Ambos miramos dentro del abismo,
pero cuando él nos miró… tú pestañeaste”.
Excelente artículo!! Psicólogo Julio Eduardo, invita a la reflexion de nuestros actos desde un adolescente o adulto.