En este bello día donde el sol se asoma con cierta timidez detrás de esas nubes grises, Me encuentro reflexionando en la zona arqueológica EL Pañhú símbolo importante de nuestro Valle del Mezquital, mientras observo el panorama es inevitable recordar con cierta nostalgia y satisfacción, esos ayeres con 7 o 8 años de edad , cuando de la mano de mi madre recorría estos caminos donde con entusiasmo ella me mostraba las plantas medicinales que encontrábamos a nuestro paso rumbo al molino (lugar a donde se lleva el nixtamal para que te lo muelan para posteriormente hacer las tortillas)
Señalaba con su mano posteriormente se acercaba lentamente a la planta susurraba con ellas unas palabras, (a esto se le llama pedir permiso) para posteriormente tomar una hojita dármela en las manos hacerme tocarla, olfatearla , probarla y decirme esta planta sirve para… la tos, la fiebre, el dolor de cabeza etc. día tras día fui acumulando el conocimiento de sus generaciones pasadas donde casi todas las enfermedades eran tratadas en casa ya sea con plantas silvestres o del huerto familiar ( del que más adelante me gustaría platicarte) ella dejo en mis manos ese aprendizaje y que a la vez fue parte fundamental para que me enamorara de las plantas medicinales. Y que sigo poniendo en práctica ahora de manera profesional.
El saber y reconocer que una planta puede mejorar al enfermo e incluso hacerle recuperar la salud perdida fue para mí un despertar. Que forje estudiando fuera del país, ya que en México en aquel entonces todavía no había lugares para estudiar la naturopatía de manera profesional.
Quiero poder compartir contigo estas experiencias de mi vida y hacerte saber que detrás de una sábila (aloe vera) podemos obtener desde un producto cosmético como cremas, pomadas, shampoo o jabones hasta incluso cápsulas que nos harán mejorar nuestra salud intestinal.
Déjame platicarte del árnica, la cáscara de granada, el epazote de zorrillo, del sangre de drago y muchas plantas más que habrán de cambiar tu vida cómo cambiaron la mía.
Hoy miro estos campos verdes por las oportunas lluvias llenos de flores, me es inevitable y reconocer qué tan afortunados somos que incluso las flores que pisamos a nuestro paso tienen una función hepática, renal y hasta nerviosa.
Una gran alegría se apodera de mí al saber que hoy contamos con este espacio del periódico digital 360, en el cual que podré compartir contigo los usos terapéuticos de las de las plantas de la zona así como algunas costumbres y tradiciones. Yo soy Graciela Morán Villafuerte y espero nos reencontremos la próxima semana.