Irak está a punto de dar un paso controvertido y devastador para los derechos de las niñas. Una reforma de la Ley de Estatuto Personal, que regula cuestiones como el matrimonio y la custodia infantil, se encuentra cada vez más cerca de despenalizar los matrimonios infantiles, permitiendo que niñas de tan solo nueve años puedan casarse con el consentimiento de sus padres.
Esta modificación, impulsada por la coalición Estado de Derecho —integrada por partidos islamistas y chiitas proiraníes—, cuenta con el respaldo parlamentario necesario para su aprobación. De salir adelante, el matrimonio infantil dejará de ser ilegal, consolidando una práctica que ya afecta al 7% de las menores de 15 años y al 28% de las menores de 18 años en el país, según datos del ‘Atlantic Council’. La Ley 188 del Estatuto Personal, vigente desde 1959, establecía la edad mínima para contraer matrimonio en 18 años, aunque podía reducirse a los 15 años con aprobación judicial y el consentimiento de los padres. Sin embargo, esta reforma podría permitir un matrimonio incluso antes de esa edad, marcando los 9 años como nuevo umbral en algunos casos.
Este cambio ha sido facilitado por el artículo 41 de la Constitución iraquí de 2005, que otorga libertad a los ciudadanos para regirse bajo normas religiosas, sectarias o personales en temas de estatuto familiar. Organismos internacionales y activistas locales han denunciado que este precepto legal ha abierto la puerta a regulaciones que perpetúan desigualdades de género y violan los derechos fundamentales de las niñas. De acuerdo con defensores de los derechos humanos, la reforma podría tener consecuencias catastróficas.
Las implicaciones son alarmantes: matrimonios forzados a edades extremadamente tempranas limitan el acceso de las niñas a la educación, aumentan el riesgo de violencia doméstica y perpetúan ciclos de pobreza y desigualdad. Las menores casadas enfrentan, además, riesgos de salud física y psicológica debido a embarazos prematuros. La oposición a esta reforma ha sido persistente durante décadas. Mujeres activistas, jueces, parlamentarios y organizaciones internacionales han luchado para frenar los intentos de legalizar el matrimonio infantil desde 2014. Sin embargo, en esta ocasión, la presión de sectores conservadores parece haber inclinado la balanza. A nivel internacional, organizaciones como UNICEF y Human Rights Watch han condenado los avances de la reforma, señalando que constituye una violación flagrante de los derechos de los niños y contraviene acuerdos internacionales como la Convención sobre los Derechos del Niño, de la que Irak es signatario.
Si bien Irak ocupa un lugar destacado en esta problemática, el matrimonio infantil sigue siendo una realidad en muchos países del mundo árabe e islámico. En la mayoría de estas naciones, la edad mínima para casarse oscila entre los 16 y 18 años, pero con autorización paterna o judicial, los matrimonios con niñas más jóvenes son posibles. Este fenómeno refleja una combinación de tradiciones culturales, pobreza y desigualdad de género que sigue perpetuándose, a pesar de los esfuerzos por erradicarlo.
Activistas locales e internacionales continúan alzando la voz para frenar esta reforma antes de su aprobación final. La presión mediática y diplomática podría jugar un papel crucial en los próximos días para evitar un retroceso que afectaría a millones de niñas.