Psic. Julio Eduardo Trejo Cruz.


Hoy en día es muy común escuchar que la gente usa el término depresión para
referirse cuando uno está triste o se siente desesperanzado, dando como resultado
que el término se utilicé en muchas ocasiones de una manera indiscriminada, a pesar
de ser un término clínico dentro del área de salud.
Según la American Psychiatric Association (APA) en el 2022 denió la depresión como
una enfermedad que afecta de manera negativa la manera en como siente, piensa y
actúa una persona. Su principal característica es que se tiene un sentimiento de
tristeza profunda, acompañado mayormente en la perdida de interés ante actividades
que anteriormente resultaban placenteras.
Dependiendo del nivel en el que sea diagnosticada una persona, esta afección puede
mostrar sintomatología a nivel físico y a nivel emocional, dando como consecuencia
una disfuncionalidad en dos o más áreas dentro de la vida personal de quién la
padece, como puede ser el hogar, la escuela, el trabajo, etc.
Cuando pensamos en cómo es una persona con está enfermedad, regularmente se
piensa en una persona desarreglada, apática, triste, mal humorada, irritable e inclusive
que llora con facilidad. Sin embargo aunque en algunas ocasiones se llega visualizar
de está manera la depresión, no es la única forma en la que una persona con esta
afección la puede llegar a vivir.
No obstante existe un tipo de depresión en la cuál puede durar mucho tiempo, en
dónde no solo dura meses inclusive puede durar años y no ser notada, debido a que la
persona se ve forzada a ser funcional ante el mundo exterior a pesar de contar con
una sintomatología de índole afectiva. Este tipo de depresión pasa desapercibido,
porque la persona ríe, va al gimnasio, le va bien en la escuela, acude a reuniones
sociales, etc. Entonces desde una vista de terceros esa persona no presenta algún
problema y mucho menos de un tratamiento debido a que sé es “funcional”.
Coloquialmente se le llama “depresión de alto funcionamiento” sin embargo es
importante destacar que este no es un término avalado por el Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales, 5ª Edición (DSM-5).
Clínicamente dentro del DSM-V la sintomatología de este trastorno depresivo se
correlaciona más con el Trastorno Depresivo Persistente (TDP), también conocido
como distimia; y como ya se ha mencionado anteriormente este puede durar años y
vivir con él sin ser tratado, llegando al punto que inclusive la persona afectada no sé
de cuenta que se está viviendo con esta enfermedad, debido a que ha vivido una gran
parte de su vida con está afección, y por ende le resulta difícil diferenciar entre una
vida con y sin depresión, muchas veces siendo atribuida la sintomatología al
crecimiento biológico, social y al constante cambio dentro de las necesidades
contextuales.
Gracias a un mundo más conectado debido a las redes sociales e internet, se han
visualizado muchos casos de personas cuya fama les precedía y debido a está
enfermedad decidieron suicidarse. Uno de los casos más conocidos fue el del actor
Robin Williams o del líder de la banda Nirvana, Kurt Cobain, inclusive el DJ sueco
Avicii, la lista puede continuar pero también a está lista se puede aunar personas
conocidas como hermanos, amigos, vecinos y/o compañeros de clase.
En México según datos del INEGI (2023) se registraron 8,837 suicidios en México,
mostrando así una tasa de crecimiento respecto a años anteriores. En el 2022 el INEGI
informó que el 16.3% de las mujeres de 18 años y más, habían declarado sentirse con
depresión en más de la mitad o casi todos los días de la semana; en contraste con los
hombres que en el resultado de las encuestas reejaron el 9.1% de la población varonil
presentaba estos mismos síntomas. Aunque la depresión no es la causa de los
suicidios, sí es un factor de riesgo signicativo para cometerlo.
Según Kessler en 1993 menciona que las estadísticas consistentemente muestran una
mayor prevalencia de depresión en mujeres que en hombres a partir de la
adolescencia y durante la edad adulta. Está diferencia, donde las mujeres tienen
aproximadamente el doble de probabilidades de ser diagnosticadas con depresión en
comparación con los hombres, y esto se ha visualizado en diversas culturas y
poblaciones. Es importante resaltar que la probabilidad de ser diagnosticado con está
enfermedad mental no es lo mismo que padecerla, regularmente se debe a factores sociales y contextuales el por qué los hombres tienden a no mencionarlo o a no acudir
con un profesional de la salud mental para ser diagnosticado.
Sin embargo al ser una de las enfermedades mentales con mayor incidencia en los
últimos años y al ser una de las cuales se desarrollan en silencio, en muchas
ocasiones resulta difícil tratarlas con tiempo; hablar de salud mental en México
muchas veces es hablar de un privilegio en el cual gran parte de la población mexicana
no tiene la oportunidad de ser atendido, a pesar de haber instituciones dedicadas a
brindar este tipo de servicios. No obstante es importante prestar atención a las
señales, no solo en amigos y familiares, sino también en uno mismo.
Si te sientes cansado o triste la mayor parte del día, durante gran parte de la semana,
si has notado cambios en tu alimentación, si sientes que ya no percibes graticación o
placer al realizar actividades que antes te la brindaban, si presentas problemas de
sueño, perdida de energía, si tienes pensamientos de muerte o pensamientos suicidas,
si notas alguna de estás situaciones en ti o en alguien cercano, es importante que
acudas con un profesional de la salud mental, es importante que no te
autodiagnostiques y te acerques a la medida de lo posible a tus redes de apoyo, ¡NO
ESTÁS SOLO!
Por último decido culminar con un “chiste” escrito en la obra Watchmen por Alan
Moore en 1986, donde se ve reejada que la depresión también es silenciosa y
muchas veces imperceptible por terceros; Rorschach: “Oí un chiste una vez: Un
hombre va al médico. Dice que está deprimido. Dice que la vida parece dura y cruel.
Dice que se siente solo en un mundo amenazante donde lo que está por venir es vago
e incierto. El doctor dice: ‘El tratamiento es simple. El gran payaso Pagliacci está esta
noche en la ciudad. Vaya a verlo. Eso lo animará’. El hombre se echa a llorar. Y dice:
‘Pero, doctor… yo soy Pagliacci’.

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