La música siempre ha sido una parte fundamental dentro de las comunidades y culturas alrededor del mundo, donde a través de notas musicales y cientos de instrumentos se preserva una parte de nuestra historia como humanos y nuestra huella a través del tiempo y el espacio.
En el 2024 se registro que habían 752 millones de suscriptores en aplicaciones de música (Spotify, Apple Music, Tidal, YT Music, etc.) Lo que demuestra de manera clara el cambio significativo en la forma en que las personas deciden reproducir música, optando así por el streaming dejando de lado los métodos tradicionalistas como los CD´s, Casettes o vinilos.
Algunos mencionaran que el sentimiento de abrir un vinilo y reproducirlo, apreciando cada canción del álbum sin la posibilidad de saltar canción alguna es un sentimiento que no puede ser igualado en el streaming, pero… ¿no es acaso eso mismo lo que se busca, un sentimiento? Regularmente las canciones son un reflejo de nuestra identidad, brindándonos una nueva forma de expresarnos ante la sociedad, dónde cada canción convierte momentos ordinarios en recuerdos extraordinarios; una simple caminata rumbo al trabajo se vuelve nuestro opening para iniciar el día o donde un atardecer se convierte en un cierre melancólico para un día tan agotador; gracias a una melodía o una canción se puede hacer énfasis a una parte de nuestro existir, así como el director James Gunn demuestra en cada una de sus películas.
Desde la perspectiva neurológica el reproducir cualquier canción que es de nuestro agrado activa en nosotros una cadena de reacciones psicofisológicas que tal pareciera que empezó una sinfonía neurológica en nuestro ser; se nos eriza la piel, nuestros ojos se humedecen, nos provoca una ligera sonrisa ante un recuerdo evocado segregando dopamina en el proceso, se activa nuestro sistema de recompensa gracias al núcleo de accumbens e inclusive en investigaciones recientes se ha demostrado que escuchar música placentera también activa el sistema opioide del cerebro, así como la corteza prefrontal, redes neuronales, cortezas encefálicas encargadas de la audición y motricidad, etc.
La música que escuchamos por cuenta propia pocas veces se creo para que generará una respuesta fisiológica en nuestro ser -solo es una consecuencia- la música se creo a través de un sentimiento, de una idea; se creo con la finalidad de dejar la pasividad de la vida cotidiana, mostrando a la música no como una salida sino como una entrada a sentir, bailar, reír, llorar, reflexionar, amar. Porque la música se crea a base de ideas que expresan creatividad, vulnerabilidad y propósito, porque al final de cada día, de cada momento, de cada botón de play, la vida es un acto de reconstrucción y una búsqueda de color.
Por: Psic. Julio Eduardo Trejo Cruz.
