Omisión fatal: Protección Civil ignoró seguimiento en AXE Ceremonia pese a irregularidades previas

Un documento oficial revelado recientemente ha encendido las alarmas sobre el actuar de la alcaldía Miguel Hidalgo durante la organización del festival AXE Ceremonia. El informe, fechado un día antes del evento, muestra que Protección Civil de dicha alcaldía detectó al menos diez observaciones críticas en el Parque Bicentenario, sede del festival. Sin embargo, el seguimiento obligatorio para verificar el cumplimiento de dichas observaciones no se realizó, como estipulan los propios reglamentos de seguridad.

El sábado 5 de abril, la tragedia se hizo presente en medio de lo que debía ser una jornada de música y celebración. Los fotoperiodistas Berenice Giles y Miguel Rojas Hernández perdieron la vida tras el colapso de una estructura metálica instalada de forma tardía. La pieza, que según declaraciones del alcalde Mauricio Tabe no estaba presente durante la inspección del día anterior, cayó encima de los periodistas, arrebatándoles la vida de manera instantánea.

La «Minuta de Campo. Revisión de eventos especiales», elaborada el 4 de abril entre las 12:50 y las 16:04 horas por el personal de Protección Civil de la alcaldía, recoge diez observaciones realizadas durante la inspección previa al festival. El documento, en posesión de Animal Político, no menciona la estructura metálica que ocasionó el fatal accidente, pero sí establece la obligación de verificar que todos los señalamientos fueran atendidos antes del arranque del evento.

De acuerdo con la normatividad vigente, las tareas de supervisión no terminan con una visita previa. Por el contrario, implican un proceso continuo que exige una segunda verificación una vez completado el montaje. Esta etapa es crucial para garantizar que los riesgos detectados hayan sido corregidos. No obstante, dicha segunda visita nunca se efectuó, según lo informado por el propio alcalde Tabe en múltiples entrevistas. En consecuencia, estructuras nuevas –como la que provocó la tragedia– fueron instaladas sin una segunda revisión que las validara.

La omisión no solo revela un fallo administrativo, sino que pone en entredicho la coordinación entre las autoridades locales y los organizadores del evento. El hecho de que la estructura mortal fuera colocada “horas antes” refuerza la urgencia de haber realizado un segundo recorrido de supervisión. No se trata de un vacío menor: es una línea directa entre una omisión institucional y la pérdida de vidas humanas.

En el corazón de esta tragedia queda una pregunta sin respuesta: ¿por qué Protección Civil no regresó al Parque Bicentenario para corroborar que sus observaciones fueran atendidas? ¿Qué falló en el protocolo que debía resguardar la seguridad de asistentes y trabajadores? Lo cierto es que, más allá de la estructura no registrada, la negligencia se arraiga en la falta de seguimiento.

Mientras las familias de Berenice y Miguel enfrentan un duelo irreparable, crece la exigencia por esclarecer responsabilidades. No basta con señalar que la estructura fue colocada después de la inspección. Si se hubieran seguido los procedimientos estipulados, se habría tenido la oportunidad de evitar una tragedia anunciada.

La confianza ciudadana en las autoridades se resquebraja cuando el cumplimiento de normas básicas de seguridad queda relegado. Y en este caso, la consecuencia fue letal.

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