Policía reprime bloqueo en Santa Catarina; vecinos condenan acciones
El bulevar Santa Catarina, en el sur de Pachuca, fue escenario de tensos enfrentamientos este viernes, cuando policías estatales desalojaron a vecinos que bloqueaban la vialidad en protesta contra la instalación de un albergue para migrantes. Los manifestantes, provenientes de fraccionamientos como Pitahayas, Haciendas de Pachuca y La Herradura, se negaron a retirar el bloqueo tras no recibir una respuesta favorable a sus demandas por parte del gobierno.
La confrontación alcanzó su punto crítico con la llegada de un grupo antimotín, que, tras recibir la orden de sus mandos, formó una barrera para despejar la carretera. El desalojo derivó en forcejeos y golpes entre los uniformados y los manifestantes, quienes denuncian haber sido tratados con excesiva violencia.
Desde las 8:00 de la mañana, los vecinos se habían reunido en el bulevar con pancartas y consignas exigiendo que se detenga la instalación del albergue para migrantes en la zona. Los manifestantes argumentan que el proyecto gubernamental carece de claridad y, según ellos, podría traer problemas de seguridad y saturar los servicios locales.
En medio de la protesta, un grupo de personas portando mensajes de “no discriminación” llegó al lugar, lo que intensificó la tensión. Los vecinos acusan a este grupo de ser un supuesto “bloque de choque” enviado para desacreditar su movimiento. Las discusiones verbales entre ambos bandos fueron constantes, bajo la vigilancia de agentes municipales que intentaban contener la situación.
Cerca del mediodía, los antimotines intervinieron para liberar la vialidad, cerrada desde temprano y que había provocado el desvío de cientos de automovilistas hacia vías alternas como Felipe Ángeles y Ramón G. Bonfil. Aunque el tránsito fue restablecido, el malestar entre los vecinos persiste.
“Nos trataron como si fuéramos delincuentes. Solo estamos defendiendo nuestros derechos y buscando soluciones para nuestra comunidad”, expresó uno de los manifestantes. Además, criticaron la falta de diálogo por parte de las autoridades, quienes, según ellos, optaron por la fuerza antes que por la negociación.
El gobierno estatal no ha emitido un comunicado oficial sobre los enfrentamientos, pero la tensión en la zona continúa. Los vecinos ya organizan nuevas reuniones para replantear su estrategia y buscan un acercamiento con funcionarios que atiendan sus demandas de manera directa.
Por otro lado, defensores de los derechos de los migrantes insisten en la importancia de garantizar espacios seguros para esta población vulnerable, pero reconocen que el diálogo con la comunidad local es esencial para evitar más conflictos.
Este caso evidencia una profunda división en la sociedad de Pachuca, donde se entrelazan la preocupación por la seguridad, los prejuicios, y la necesidad de atender la crisis migratoria con responsabilidad y empatía.