Un insólito suceso sorprendió a los habitantes de Tulancingo, Hidalgo, cuando un joven de 26 años paseaba tranquilamente por las calles con un cocodrilo. Este peculiar evento ocurrió en la colonia Paraíso Norte, específicamente en la calle José Madrid Borja, donde policías municipales realizaban rondines de vigilancia y detectaron al hombre, identificado por sus iniciales como A.J.G.S., portando al reptil. De acuerdo con información proporcionada por la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, los agentes abordaron al sujeto para solicitar la documentación que acreditara la legal tenencia del cocodrilo. Sin embargo, el joven no pudo presentar ningún permiso o licencia que justificara la posesión del animal. 

Ante esta irregularidad, las autoridades procedieron a asegurarlo y trasladarlo al Ministerio Público, donde se determinará su situación legal. Además, el caso fue turnado a las instancias ambientales correspondientes, quienes evaluarán las condiciones en que se encontraba el reptil y su futuro destino.  En un hecho separado y también relacionado con cocodrilos, se reportó la trágica muerte de otro ejemplar en el municipio de San Salvador, Hidalgo. Según informes policiales, un perro atacó y devoró al reptil, propiedad legal de una mujer. El incidente ocurrió cuando la dueña del cocodrilo salió de su casa, dejando al animal desprotegido. Al regresar, se encontró con la impactante escena: el perro, probablemente motivado por instinto, había acabado con la vida del cocodrilo. Este tipo de sucesos pone en la mesa el debate sobre la responsabilidad que implica tener animales exóticos como mascotas, así como los riesgos que enfrentan fuera de su hábitat natural. Mientras las autoridades investigan ambos casos, surge una pregunta clave: ¿es realmente seguro y ético mantener este tipo de animales en zonas urbanas? 

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